Turismo rural Toledo: conectando con la naturaleza

En esta maravillosa y acogedora provincia de Castilla-La Mancha, conocida con el nombre de Toledo, el viajero que va en busca de la tranquilidad, la calma y el sosiego se dará de bruces con algunos de los espacios naturales más bellos e impresionantes de España; privilegiados rincones donde pasar su tiempo de ocio y esparcimiento en total armonía con la naturaleza; zonas realmente desconocidas para muchos amantes del turismo rural que, una vez las descubren, quedan inevitablemente enganchados. Recorrer sus caminos invita al reencuentro y a la conexión con los orígenes más profundos del ser humano y provoca un incontenible deseo de volver, cada vez que las obligaciones permiten hacer una escapada.

La provincia de Toledo, esa gran desconocida para la gran mayoría, esconde rincones naturales que muchos ni siquiera pueden llegar a imaginar. El viajero que camina sus tierras por vez primera queda gratamente sorprendido e impresionado al descubrir algunos de los paisajes más bellos y agrestes de la península Ibérica: bosques verdes y frondosos; relajantes campos de olivos que se pierden en el horizonte; caminos serpenteantes que discurren por gargantas, sierras y valles; ríos, cascadas, arroyos y arroyuelos de aguas cristalinas que aparecen, llenos de esplendor y rebosantes de vida, ante los ojos del turista rural; una abundante fauna silvestre de gran diversidad; y la flora más colorida y variada; amaneceres y puestas de sol que tiñen el cielo con un rojo lleno de fuego. En definitiva, un tesoro de incalculable valor que la naturaleza nos ofrece en su estado más puro e intenso.

Todo un contraste de paisajes, sobre todo al compararlos con las interminables llanuras ocres y pardas y los cultivos del amarillo cereal de la Mancha más popularmente conocida.

Uno de esos espacios naturales perfectos para disfrutar de un verdadero e intenso turismo rural en Toledo es la comarca de la Jara. Un inmenso espacio natural que pertenece casi por entero a la parte más occidental de la provincia de Toledo. Aunque bien es cierto que los límites naturales de esta comarca se adentran en algunos pueblos de la provincia de Cáceres y en la también castellano-manchega Ciudad Real. Tanto es así, que desde uno de sus puntos más altos, el puerto de San Vicente, es posible admirar, casi a vista de pájaro, el maravilloso enclave que comprende la cacereña sierra de Guadalupe.

Y para el descanso nocturno del caminante gustoso de vivir el turismo rural en Toledo no existe lugar más acogedor en esta tierra manchega que el maravilloso municipio de Gargantilla de la Jara.


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